miércoles, 8 de febrero de 2012

Esquizofrenia política

Creo que es la mejor definición que se puede buscar para describir las cosas que estamos viendo estos últimos días. El sábado, el Diputado General de Gipuzkoa asistía a una manifestación en contra de lo que algunos denominan "grandes infraestructuras" y este martes, la portavoz foral anunciaba que la Diputación apoya y secunda el paro convocado por los trabajadores del Gobierno Vasco. Esto es como estar en misa y repicando. Y ese es precisamente el dilema que tiene Bildu desde que gobierna la Diputación y el Ayuntamiento.
Un dilema que de no resolverse pronto corre el peligro de convertirse en esquizofrenia política. Si no lo ha hecho ya.
¿Cómo puede la Institución responsable de las carreteras de un Territorio como el nuestro manifestarse contra esas carreteras? Podrán decir (que ya lo hacen) que no están de acuerdo con lo hecho hasta ahora, pero es que resulta que ahora la responsabilidad es suya, una responsabilidad que se extiende a todo lo actualmente existente, guste o no.
¿O Cómo puede el responsable de recursos humanos de una empresa negociar con sus trabajadores y sumarse a la huelga al mismo tiempo? Alguien debería explicar a Bildu que entre las responsabilidades que han decidido asumir está la de ser patronal (¡qué contrariedad!). De ahí lo incomodo que les resulta tener que aguantar las protestas de ELA en este Ayuntamiento (aunque por si acaso aquí que gobiernan todavía no se han atrevido a ponerse al otro lado de la pancarta). Por cierto, que aunque uno pueda no estar de acuerdo, no tiene más remedio que aplaudir la coherencia sindical de ELA frente a otra esquizofrenia, ésta sindical, que es la que sufre LAB en este momento. Pero esa es otra cuestión…
El tema no tendría mayor importancia si se redujera a la actividad pancartera de fin de semana, actividad que para muchos de la izquierda abertzale sirve de evasión e incluso como analgésico de conciencias tras participar y beneficiarse de lunes a viernes de este perverso "sistema neoliberal-capitalista" que según ellos padecemos.
Lo que ocurre es que cuando se tiene la responsabilidad de gobernar el asunto se complica enormemente porque las decisiones que hay que adoptar no permiten que uno se pueda evadir. Surgen así situaciones absurdas como la que hemos conocido en este Ayuntamiento esta misma semana. Me refiero al dinero que nos debe Gipuzkoako Hondakinen Kudeaketa (GHK) y que no se nos ha abonado todavía (ni previsiblemente se hará durante bastante tiempo). Mientras el Delegado de Hacienda reclama diligentemente el cobro de dichos importes mediante la oportuna reclamación, otro Delegado del mismo Gobierno está votando en el Consejo de Administración de GHK que no se nos pague. El resultado: Más de un millón de euros en el aire. Conclusión: En este caso gana el alma pancartera. Paradoja: El responsable de una Institución, quien teóricamente debiera velar por los intereses de la misma (en tanto que representa a unos ciudadanos que lo han elegido para ese cometido) se echa piedras sobre su propio tejado.
Estas son las consecuencias de la esquizofrenia política que padecemos. ¿Acabaremos viendo a alguien manifestándose ante el espejo? Al tiempo.