sábado, 7 de enero de 2012

¿Y si hacemos un poco de historia?


Entre los innumerables defectos que tiene el ser humano está el de considerar que las cosas empiezan con uno mismo, el de no ser capaz de ver que muchas veces la historia se repite, lo que hace que en definitiva, sea más importante tener perspectiva que saber improvisar.
Por eso es necesario que de vez en cuando hagamos un poco de historia. Estos días ha caído en mis manos el primer número de la revista San Sebastián, dedicada concretamente al año 1912. Un año fascinante, y que dejará en nuestra Ciudad algunos de los elementos que, todavía hoy, son señas de nuestra identidad. El año que tenemos en puertas será año de importantes aniversarios: el Hotel María Cristina, el Teatro Victoria Eugenia, el Balneario de la Perla, el Funicular de Igeldo y el Topo cumplirán 100 años. ¡Casi nada!
Estas fueron algunas de las apuestas que la ciudad hizo hace ya cien años y que han llegado hasta nuestros días. Son apuestas que nacen de una visión acertada, apuestas ambiciosas que serán las que hacen que Donostia se desarrolle y prospere de modo sobresaliente.
El en esas fechas alcalde de la ciudad, D. Marino Tabuyo, en su discurso de toma de posesión en el año 1910 hace un análisis de la situación que adquiere especial vigencia en las actuales circunstancias, dice concretamente: "Sufre San Sebastián una crisis por paralización en las construcciones y en los negocios […] Nos hemos estado surtiendo del mercado de España, que ya no puede dar más de sí". Para seguidamente afirmar que "es preciso entrar con nuevas energías, romper el cerco y formar nuevas etapas y nuevas estaciones que atraigan a los forasteros, que fomenten la riqueza y proporcionen movimiento en los negocios, venta al industrial y trabajo al obrero."
Y cien años más tarde, aunque con terminología más moderna, la cuestión sigue siendo la misma. Pero también hace 100 años existían, como en la actualidad, posiciones miopes que ponían en cuestión aquellos proyectos. El diario "La Constancia" arremetía contra los proyectos del Hotel María Cristina y del Teatro Victoria Eugenia diciendo: "…si prospera la tendencia de realizar las obras, pronto veremos caer bajo el hacha demoledora esos hermosos árboles del paseo de la Zurriola (que era como se denominaba entonces la zona donde se iban a levantar los dos edificios)", o "Ni el teatro hace falta en San Sebastián, pues el que hay (por el Principal) sobra dadas las compañías que se traen y la afición de la ciudad, ni el hotel llena ninguna necesidad y antes causa un perjuicio…"
Dejo a la imaginación del lector identificar quien representa en la actualidad esa actitud negativa e incapaz de ver más allá de posiciones cortas y cerradas. Afortunadamente hace 100 años no prosperaron, y en lo que de nosotros dependa tampoco lo harán ahora.
Si el año que ahora empezamos será especial, el que acabamos de dejar también lo ha sido para el PNV de Donostia, concretamente el 12 de noviembre se cumplieron cien años desde que los nacionalistas obtuvieran sus dos primeros concejales en el Ayuntamiento; D. Miguel Urreta Etxebeste y D. Camilo Ochoa de Zabalegui. Cien años de perspectiva municipal (aunque desgraciadamente interrumpidos por la Guerra Civil y la dictadura franquista) es algo que en los tiempos que corren puede resultar especialmente valioso. Sobre todo si de lo que se trata es de dar con las claves que puedan proyectar nuestra ciudad al futuro.
Una perspectiva que sirvió para que tras la recuperación de la democracia y bajo el liderazgo del Partido Nacionalista Vasco se sentaran las bases sobre las que se ha construido la Donostia que hoy conocemos. Jesús María Alkain, Ramon Labayen y posteriormente Xabier Albistur lideraron una nueva etapa apasionante teniendo siempre bien presente de donde veníamos y hacia donde queríamos avanzar.
Y este año en el que ya se cumplen 101 desde que EAJ-PNV entró por vez primera a este Ayuntamiento, esperamos ser fieles herederos de esa tradición y ser capaces de mantener esa inspiración y genio que hace 100 años algunos donostiarras supieron poner al servicio de su ciudad que hoy es la nuestra.